Saturday, November 22, 2008
Fernando Vivas sobre Magaly Medina (2001 - 2008)
Magaly, el espectáculo es ella
De crítica de TV pasó a periodista de espectáculo y en los últimos años, Magaly Medina (ver cap. Chisme y comunicación) se ha consolidado como estrella per se. Ya no solo interesa cómo cubra, desde su noticiero de la farándula, la noticia de la farándula, sino como se inscribe e interactúa con ella, como crea nuevas noticias con su solo monólogo y gesto de coyuntura. Por eso concitó tanto debate su acercamiento con Gisela, su bestia rubia, con quien tenía un feudo de años y a quien primero apoyó y luego pirateó, contra todo su pasado, en su retorno con “Bailando por un sueño”.
Magaly estaba a punto de terminar su contrato con Canal 2, cuando Ivcher regresó en diciembre del 2000. Su identificación con la gestión de los Winter, quienes la habían cooptado a que defienda su causa contra Ivcher y con quienes compartía al abogado César Nakazaki, su silencio ante Montesinos, y la mala imagen de sus excesos invasivos, en especial el caso de las prostivedettes, decidieron al dueño de Frecuencia Latina a prescindir de ella de forma tan cortante, que quedó un proceso judicial que fue zanjado tiempo después. Jimmy Arteaga no era de la misma idea y anhelaba un posible reciclaje de Magaly, pero Ivcher no la quería de ningún modo.
ATV, el canal donde se convirtió en monstruo, sí le abrió los brazos y volvió a él en marzo del 2001. Las vacaciones le despertaron un nuevo apetito: tener un medio de comunicación escrito, lo que se concretó en el 2004 con la revista “Magaly”, gerenciada por su ex esposo César Lengua y donde Gianmarco Mendoza (hijo de su primer matrimonio con Marco Mendoza) hizo sus pinitos periodísticos. El programa no cambió en lo sustancial y siguió explotando a Chollywood, codo a codo con el mundillo de los jugadorazos del fútbol. La campaña electoral no la dejó de lado y entrevistó a García y a Toledo en la misma semana. Volvió a su rutina, dando más aliento a los cintillos que la escarnecían. Si alguna edición hay que recordar del 2002 es aquella en se quitó el calzón, como había hecho ya para invitados de menor calibre, ante el conductor de la española “Crónicas marcianas”, Boris Izaguirre, tratando de empatar el beso apasionado que este se había dado con Bayly. Magaly se sentía parte de una cofradía estelar y los pleitos laborales con sus ‘urracos’ o ‘chacales’ que se le iban la tenían sin cuidado. Le fastidió, sí, que la periodista Mónica Vecco, quien fuera su amiga, publicara en la revista “Quinto poder” información sobre sus comprar mobiliarias en EE.UU. y que el programa “Nada personal” la ampayara con su novio norteamericano James Webster, lo que la animó a exponer ese corto romance en su propia revista (21 de diciembre del 2005)
En el 2002 llegó a la radio, animando, hasta que se fatigó pronto, un espacio en Ke Buena, radio popular del grupo RPP. Tenía que consolidarse ante otros canales que padecían el constante maleteo de sus estrellas. Quien más se le revelaba no era Gisela ante la cual ya había perdido un juicio por el que tuvo que pagarle una reparación, sino César Hildebrandt con quien protaognizaba contínuos cruces de chaveta. Pero nadie, salvo la ANDA, parecía capaz de ponerle freno. Su mejor cálculo era escoger a ampayados desamparados de entre los figurettis indefendibles y de entre los pobres de prestigio.
Se consolidó tanto como figura principal de ATV y eje de su pauta publicitaria, convocando a todos los segmentos y en especial al AB, que el canal tuvo que respetarle su derecho de monopolio sobre la farándula, impidiendo a Nicolás Lúcar que su “Día D” la explote en desmedro de “Magaly TV”. Pero Lúcar sí pudo hacerle una larga entrevista donde, evocativa, habló de sus aún vigentes ansias de prestigio cultural. Agresiva, por el contrario, fue Claudia Cisneros, una de sus primeras víctimas, quien le buscó pelea y perdió su silla en “ATV noticias”.
La deserción de las grandes figuras de su set no fue gran problema para Magaly, no solo porque igual aparecen vampirizadas en las imágenes que se presta de los vecinos o de los conciertos y conferencias de prensa a las que envía cámaras escondidas; sino porque siempre había un ampay que concitara la morbosa atención del público y para acompañarlos fue armando un elenco más o menos estable de figurettis capaces de todo con tal de validar en el programa sus posibilidades de trabajo y fama. (...)
Magaly hace todas las noches a las 9p.m. su entrada como la gran bruja del Perú, la mala de la nación. Solo el humor y el genial manejo del lenguaje y los gestos del raje y del chisme, compensan las zonas más oscuras de esa imagen escueta golpeada por tantos sentimientos encontrados que a su vez rebota. El peso que debe llevar sobre sus hombros y el murmullo de las enemistades tras sus espaldas, por supuesto que la agobian, provocando malhumores que a veces se resuelven en vivo, en el propio set, y broncas con el canal, una de las cuales trascendió con abandono de programa y llanto al día siguiente. Solo una vez trascendió que una víctima le hizo un público escándalo: la madre de Bárbara Cayo dolida porque su hija fue ampayada con Carlos Thornton, quien no era su pareja.
Quizá para contrarrestar esas contingencias, visita provincias y barrios populares donde se arrulla con el clamor incondicional de la gente y, eso sí, toma vacaciones de tres meses en verano que no solo usa para desintoxicarse de tanta insidia sino para proseguir su transformación escultural.
El éxito de sintonía, sin embargo, tiene sus contestaciones. El continuo acoso que “Magaly Teve” hizo a César Ritter hasta quebrarlo emocionalmente, motivó protestas de competidores y anunciantes que la obligaron no solo a moderarse como lo había hecho tantas veces antes, sino a introducir de vez en cuando un discurso explicativo para fundamentar la pertinencia de cada ampay. Al ANDA, eso sí, no le interesaban los prejuicios esgrimidos por Magaly en el post ampay, ni sus llamados solapados a los pelotones de linchamiento de la retaguardia moral de su público, como en el caso del crack ‘Tenchi’ Ugaz engañando a su esposa Sara Manrique que acababa de dar a luz. Ese ampay, por cierto, fue denunciado en el segmento de espectáculos de Mónica Cabrejos, como prefabricado en complicidad con Lenith Meléndez, la vedette que emboscó a Ugaz. Previas sospechas de ampayes armados con una de las partes, o en discotecas ávidas de publicidad de escándalo como el Tumbao, delataron que la cuota de elaboración y ficcionalización, no anunciada por la conductora (lo que podría legitimar algunas emboscadas) era mayor de lo que se creía. (...)
El lastre retardatario de los prejuicios se hacia evidente cuando Jaime Bayly o Beto Ortiz tocaban, días después, los casos explotados por Magaly, sin fustigar ni condenar al pillado. Pero la noche siguiente, con otro tema fruto de su olfato o de su ingenio, cambiaba el escenario y el cotilleo nacional. Ampayes, notas y cintillos aparte, Magaly ha continuado su aprendizaje para dominar todos los recursos de producción, las bromas con el equipo comandado por su ex Ney Guerrero y con la dirección de TV de Javier Zapata, bailotear en su siempre renovado set, cambiar estados de ánimo y hasta meter de contrabando publicidad interna de píldoras y emplastos.
(VIVAS, Fernando. En vivo y en directo. Fondo editorial de la Universidad de Lima, p. 605 - 609)
De crítica de TV pasó a periodista de espectáculo y en los últimos años, Magaly Medina (ver cap. Chisme y comunicación) se ha consolidado como estrella per se. Ya no solo interesa cómo cubra, desde su noticiero de la farándula, la noticia de la farándula, sino como se inscribe e interactúa con ella, como crea nuevas noticias con su solo monólogo y gesto de coyuntura. Por eso concitó tanto debate su acercamiento con Gisela, su bestia rubia, con quien tenía un feudo de años y a quien primero apoyó y luego pirateó, contra todo su pasado, en su retorno con “Bailando por un sueño”.
Magaly estaba a punto de terminar su contrato con Canal 2, cuando Ivcher regresó en diciembre del 2000. Su identificación con la gestión de los Winter, quienes la habían cooptado a que defienda su causa contra Ivcher y con quienes compartía al abogado César Nakazaki, su silencio ante Montesinos, y la mala imagen de sus excesos invasivos, en especial el caso de las prostivedettes, decidieron al dueño de Frecuencia Latina a prescindir de ella de forma tan cortante, que quedó un proceso judicial que fue zanjado tiempo después. Jimmy Arteaga no era de la misma idea y anhelaba un posible reciclaje de Magaly, pero Ivcher no la quería de ningún modo.
ATV, el canal donde se convirtió en monstruo, sí le abrió los brazos y volvió a él en marzo del 2001. Las vacaciones le despertaron un nuevo apetito: tener un medio de comunicación escrito, lo que se concretó en el 2004 con la revista “Magaly”, gerenciada por su ex esposo César Lengua y donde Gianmarco Mendoza (hijo de su primer matrimonio con Marco Mendoza) hizo sus pinitos periodísticos. El programa no cambió en lo sustancial y siguió explotando a Chollywood, codo a codo con el mundillo de los jugadorazos del fútbol. La campaña electoral no la dejó de lado y entrevistó a García y a Toledo en la misma semana. Volvió a su rutina, dando más aliento a los cintillos que la escarnecían. Si alguna edición hay que recordar del 2002 es aquella en se quitó el calzón, como había hecho ya para invitados de menor calibre, ante el conductor de la española “Crónicas marcianas”, Boris Izaguirre, tratando de empatar el beso apasionado que este se había dado con Bayly. Magaly se sentía parte de una cofradía estelar y los pleitos laborales con sus ‘urracos’ o ‘chacales’ que se le iban la tenían sin cuidado. Le fastidió, sí, que la periodista Mónica Vecco, quien fuera su amiga, publicara en la revista “Quinto poder” información sobre sus comprar mobiliarias en EE.UU. y que el programa “Nada personal” la ampayara con su novio norteamericano James Webster, lo que la animó a exponer ese corto romance en su propia revista (21 de diciembre del 2005)
En el 2002 llegó a la radio, animando, hasta que se fatigó pronto, un espacio en Ke Buena, radio popular del grupo RPP. Tenía que consolidarse ante otros canales que padecían el constante maleteo de sus estrellas. Quien más se le revelaba no era Gisela ante la cual ya había perdido un juicio por el que tuvo que pagarle una reparación, sino César Hildebrandt con quien protaognizaba contínuos cruces de chaveta. Pero nadie, salvo la ANDA, parecía capaz de ponerle freno. Su mejor cálculo era escoger a ampayados desamparados de entre los figurettis indefendibles y de entre los pobres de prestigio.
Se consolidó tanto como figura principal de ATV y eje de su pauta publicitaria, convocando a todos los segmentos y en especial al AB, que el canal tuvo que respetarle su derecho de monopolio sobre la farándula, impidiendo a Nicolás Lúcar que su “Día D” la explote en desmedro de “Magaly TV”. Pero Lúcar sí pudo hacerle una larga entrevista donde, evocativa, habló de sus aún vigentes ansias de prestigio cultural. Agresiva, por el contrario, fue Claudia Cisneros, una de sus primeras víctimas, quien le buscó pelea y perdió su silla en “ATV noticias”.
La deserción de las grandes figuras de su set no fue gran problema para Magaly, no solo porque igual aparecen vampirizadas en las imágenes que se presta de los vecinos o de los conciertos y conferencias de prensa a las que envía cámaras escondidas; sino porque siempre había un ampay que concitara la morbosa atención del público y para acompañarlos fue armando un elenco más o menos estable de figurettis capaces de todo con tal de validar en el programa sus posibilidades de trabajo y fama. (...)
Magaly hace todas las noches a las 9p.m. su entrada como la gran bruja del Perú, la mala de la nación. Solo el humor y el genial manejo del lenguaje y los gestos del raje y del chisme, compensan las zonas más oscuras de esa imagen escueta golpeada por tantos sentimientos encontrados que a su vez rebota. El peso que debe llevar sobre sus hombros y el murmullo de las enemistades tras sus espaldas, por supuesto que la agobian, provocando malhumores que a veces se resuelven en vivo, en el propio set, y broncas con el canal, una de las cuales trascendió con abandono de programa y llanto al día siguiente. Solo una vez trascendió que una víctima le hizo un público escándalo: la madre de Bárbara Cayo dolida porque su hija fue ampayada con Carlos Thornton, quien no era su pareja.
Quizá para contrarrestar esas contingencias, visita provincias y barrios populares donde se arrulla con el clamor incondicional de la gente y, eso sí, toma vacaciones de tres meses en verano que no solo usa para desintoxicarse de tanta insidia sino para proseguir su transformación escultural.
El éxito de sintonía, sin embargo, tiene sus contestaciones. El continuo acoso que “Magaly Teve” hizo a César Ritter hasta quebrarlo emocionalmente, motivó protestas de competidores y anunciantes que la obligaron no solo a moderarse como lo había hecho tantas veces antes, sino a introducir de vez en cuando un discurso explicativo para fundamentar la pertinencia de cada ampay. Al ANDA, eso sí, no le interesaban los prejuicios esgrimidos por Magaly en el post ampay, ni sus llamados solapados a los pelotones de linchamiento de la retaguardia moral de su público, como en el caso del crack ‘Tenchi’ Ugaz engañando a su esposa Sara Manrique que acababa de dar a luz. Ese ampay, por cierto, fue denunciado en el segmento de espectáculos de Mónica Cabrejos, como prefabricado en complicidad con Lenith Meléndez, la vedette que emboscó a Ugaz. Previas sospechas de ampayes armados con una de las partes, o en discotecas ávidas de publicidad de escándalo como el Tumbao, delataron que la cuota de elaboración y ficcionalización, no anunciada por la conductora (lo que podría legitimar algunas emboscadas) era mayor de lo que se creía. (...)
El lastre retardatario de los prejuicios se hacia evidente cuando Jaime Bayly o Beto Ortiz tocaban, días después, los casos explotados por Magaly, sin fustigar ni condenar al pillado. Pero la noche siguiente, con otro tema fruto de su olfato o de su ingenio, cambiaba el escenario y el cotilleo nacional. Ampayes, notas y cintillos aparte, Magaly ha continuado su aprendizaje para dominar todos los recursos de producción, las bromas con el equipo comandado por su ex Ney Guerrero y con la dirección de TV de Javier Zapata, bailotear en su siempre renovado set, cambiar estados de ánimo y hasta meter de contrabando publicidad interna de píldoras y emplastos.
(VIVAS, Fernando. En vivo y en directo. Fondo editorial de la Universidad de Lima, p. 605 - 609)
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