Sunday, September 24, 2006
Fuguet: Traficante de emociones
11 de Noviembre de 2000
Alberto Fuguet se mueve, intranquilo, en un asiento de una de las últimas filas del auditorio. Se acomoda, se reacomoda, cruza una pierna, luego otra. En el estrado, otro de los invitados al Encuentro Internacional de Escritores Jóvenes lee un descarado e irónico texto garciamarquezco. Sonoras risas de Fuguet celebran los clichés. De pronto, descruza la pierna, se para y se va. Tiene una entrevista.
Por: Marco Sifuentes / imediaperu.com / Agencia de Prensa:
Cuando era joven, Fuguet trabajó el diario Últimas Noticias. Vio muertos, sangre, violencia, tinta roja. Pero nunca vio nada como la prensa chicha peruana. "Es alucinante. No hay nada así en Chile, acá no es sólo sensacionalista, sino es vulgar, es política... es una mezcla de mil cosas que es muy difícil de analizar. Incluso estéticamente es muy fascinante, tiene su gráfica propia."
El autor de Tinta Roja acaba de ver la película basada en su libro. Y le encantó. Está sentado en una banca sin respaldo, con las piernas a cada lado.
- ¿No le fastidió en algo que haya sido ambientada en Lima en vez de Santiago?
- En un principio, me pareció que lo ideal hubiera sido Santiago, porque de allí soy. Pero eso me duró muy poco -sube una pierna, rozando peligrosamente la grabadora-. Siento que no hay ningún cineasta chileno de la calidad, la fama, la onda, la mirada o la reputación de Lombardi. O sea, Lombardi está entre los principales cineastas latinoamericanos, y el chileno más grande que hay, que es Raúl Ruiz, a mí no me interesa nada y no hace adaptaciones. Además siempre es bueno estar asociado con los buenos y con los malos.
Fuguet constantemente empieza una frase y se interrumpe. Y dice otra distinta pero igual. Otra pierna vuelve a rozar la grabadora. "Yo leí el guión cuando ya se estaba filmando. Mi idea era no participar, dejarlo libre. Para mí fue una especie de prueba. Algo así como un voto de pobreza, para ver si era capaz de desligarme. A mí me molestan mucho los escritores que reclaman... me da vergüenza ajena. Además, me pagaron muy bien."
(En un principio -confesaría luego, una vez que dejamos descansar la grabadora-, Lombardi quería adaptar Mala Onda, su novela ambientada durante la dictadura de Pinochet. Y parecía estar aún interesado en rodarla. Pero esa misma tarde de miércoles le había dicho que ya no, que como la película se iba a situar durante la campaña reeleccionista de Fujimori, iba a ser difícil encontrar financiamiento local. Fuguet se rasca la cabeza.)
La política nunca ha sido su tema preferido. "Pero yo voto y me interesa y creo que Chile está yendo por el camino adecuado". Deja de moverse. Dice que Mala Onda "era novela política más que nada".
- ¿Le fastidia que se suela pensar que los escritores deben dar opiniones políticas?
- Me da risa. Porque yo no le pregunto nunca a los jardineros que me den opiniones políticas.
- Pero las figuras publicas...
- Yo no soy una figura pública.
- ¿No se considera una?
- No. Yo estoy apareciendo en la prensa porque eso ayuda a promocionar mis libros. A mí nadie me eligió. Yo no tengo un mandato. Mi única lealtad es con mis lectores. Bueno -dice, y vuelve a acomodarse-, tampoco soy tan ingenuo. Hay una tradición de escritores que hablan de política. Yo creo que un escritor puede opinar de política, como puede no opinar. Ahora, si yo fuera un escritor norteamericano, es muy poco probable que todo el mundo me pregunte por política interna norteamericana. Me preguntan porque soy un escritor latinoamericano, no tanto porque soy escritor.
- ¿Le incomoda haber heredado esos roles de escritor latinoamericano?
- No me incomoda; es que no lo viví. Yo no sería embajador de Chile en ninguna parte.
El año pasado, Times y CNN en español lo señalaron como uno de los líderes del continente para el nuevo milenio. "En Chile yo nunca salí en una lista así y no es porque en Chile no me aprecien, sino porque yo siento que los norteamericanos leen otras cosas. Yo creo que me premiaron no tanto por ser líder, sino porque yo ayudo quizás a... ellos se sienten cercanos a mí porque yo soy mitad y mitad..."
Sube las dos piernas en la banquita. Mueve la cabeza. Recuerda que vivió en California hasta los doce años cuando la familia decidió volver a Santiago. "Yo creo que ellos entienden más mi voz; entre otras cosas, porque yo estoy dispuesto a entenderlos. Si hubiera sido Le Monde Diplomatique o el Grama de la Habana, no me hubieran premiado. También tiene que ver de dónde es el premio. Siento que yo con esa gente hablo un idioma parecido, por eso es que me entendieron".
- Yo siento que tengo una voz que está evolucionando, que va a ir mutando. Yo siento que estoy en una etapa de cambiar de voz.
- ¿Y no le tiene miedo a los gallos?
- En eso estoy. Yo creo que este año he estado lleno de gallos. Todos los libros que he sacado este semestre son bastante raros y curiosos y podrían ser el equivalente a gallitos.
Ha venido, entre otras cosas, a presentar tres libros. Se habla español, una antología de cuentos sobre los Estados Unidos reunidos por él y Edmundo Paz Soldán; Primera parte, quinientas páginas recopilando sus artículos periodístiicos, y Dos hermanos, sus memorias de la filmación de En un lugar de la noche, la película cuyo guión él escribió.
- A la película le fue comercialmente muy mal. No encontró público. Principalmente por un problema de voz, creo yo. La gente esperaba una discothèque, algo como Mala Onda 2. Y la película es muy unplugged, es muy de tono menor; más europea que norteamericana: muy melancólica. Es una película triste. Digamos, invernal.
- Poco que ver con sus trabajos anteriores.
- Sí, yo siento que lo mío va por allí. Yo siento que estoy cada día más... no triste ja ja ja, pero me gusta más explorar ese mundo.
Hablamos de Internet. La grabadora vuelve a salvarse por un pelo. "Internet está validando mi estilo. Si tú entiendes Internet es más fácil entender lo que hago yo". Hablamos de la nueva generación de escritores. Baja una pierna. "Generación implica sólo hablar de aquellos que han vendido más. Hablar de generación es marketing."
Ya está apurado: quiere regresar al auditorio a escuchar la ponencia de su amigo Paz Soldán Antes de irse, le pregunto si le incomoda que digan que su literatura es comercial. "No, no. Además yo no soy tan comercial como otros. Si lo fuera, mejor. Prefiero ser rico que pobre. Y siento que no tiene nada de malo que te lean. Yo me dedico a traficar emociones, eso es lo que yo hago. Mientras más personas puedo lograr emocionar, mejor."
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